domingo, 21 de enero de 2007

Más sobre Intimidad. (luego de charla)

Asistí a la charla de Roxana sobre la intimidad y lo mío está más o menos dentro de lo dicho pero con un enfoque algo diferente. Su punto de vista fue en buena medida, el expuesto por un autor (Mathew Kelly, en su libro “Los siete niveles de intimidad”). Lo resumiré, agregando unos pocos comentarios e ideas personales, y yendo de lo menos íntimo a lo más íntimo:
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--1)una conversación casi siempre se inicia con un FORMULISMO un “¿como te va? o un ¿hoy hace frío no? “ etc etc, y eso es una onda para ver como está la otra persona, su disposición a conversar o no… etc. Con muy poco intercambio de palabras de ese estilo podría pasarse al nivel siguiente:
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--2)Algún RELATO o descripción neutral en cuanto a nuestras opiniones o afectos. En este nivel hay que tener cuidado en observar el grado de atención e interés del que escucha, pues puede ser resistente a escuchar (a todos nos a pasado que no sabemos como cortar a un relatador). Existe un relator y un escuchante. Hay relatores que cansan, porque el otro no está interesado en el tema, o porque no dan pie a que el otro intercale nada. Tanto peor es el comportamiento en este nivel cuanto más largo es el relato. Cuando el relato implica cuestiones personales, ya se está pasando a otro nivel de intimidad. Pero en todos los casos siempre conviene que haya algo de interacción. El monólogo sólo es aceptable en muy pocos casos: cuando se relata algo con mucho contenido afectivo actual, y se debe tratar que el otro haga síntomas de escuchar. Aún si no lo escuchan muchos tienen la necesidad de relatar algo porqué es una forma de hablarse a si mismo y rememorar hechos en forma ordenada. Es como un reprocesamiento de los hechos. Pero de un relato puede pasarse rápidamente al nivel siguiente.
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--3)Expresar OPINIONES PERSONALES. Esto ya indica un mayor grado de acercamiento. Nuestra hipótesis básica es que debemos buscar lo positivo, el crecimiento de ambos (en todos los casos), evitar errores, malos entendidos, contrariedades, malestar disgustos. Por eso las opiniones se pueden dar con cuidado y cuando el otro es receptivo. Opinar es complicado porque una opinión siempre se da desde un contexto personal que facilita las cosas si es compartido. Puede complicarse cuando el tema de discusión se ve desde dos religiones distintas o desde la visión no compartida de partido político o equipos de fútbol. Para dar una opinión uno debe pensar si la va a decir a la persona adecuada, en el momento adecuado y en el contexto adecuado. Hay que proceder con mucho tacto. Si eso no se cumple lo más razonable es parar el tema. Una norma muy general es comprender el contexto en el que se conversa para decir una opinión ya sea razonable o audaz. Siempre atentos a la finalidad fundamental que es el enriquecimiento mutuo. Si conducimos bien el debate puede ser tal vez un punto fundamental para la formación personal de ambos.
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--4)Un mayor grado de intimidad implica hablar de nuestros proyectos o sueños. Esto es menos conflictivo y, como en todo intercambio, debe existir una buena conversación (nunca un monólogo) para ayudarse mutuamente a evaluar posibilidades reales, ventajas e inconvenientes de los sueños o proyectos.
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--5)Ya puede ser más comprometido e íntimo hablar de nuestros sentimientos, sobre todo si se refieren al interlocutor (él o ella). Y también en todos los casos es delicado, porque puede haber desajustes muy notorios con la persona que nos comunicamos respecto a un tercero.
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--6)Debemos intimar mucho más para relatar nuestros temores, nuestras preocupaciones, debilidades y fracasos. Llegar a intimar en esto implica mucha confianza porque se están dando datos de nosotros mismos que podrían ser mal usados por esa tercera persona. Pero es necesario hacerlo siempre que el otro tenga la tendencia a escucharnos y darnos algunas opiniones. No se puede hablar de esto con una persona que no sea la adecuada pues puede ser contraproducente y uno puede dar datos que le vayan en contra. Existen ciertos temores muchas veces infundados o mal fundados, y confesarlos es la mejor terapia. Un tercero apto nos puede ayudar mucho a superarlos.
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--7)Kelly habla luego de “necesidades legítimas”, y me parece más adecuado hablar de presiones internas que nos empujan a comportamientos delicados, sean estos legítimos o no. Muchas veces compulsiones como beber alcohol cuando uno no lo desea. U otras compulsiones ligadas al sexo legal o ilegal, repudiado, aceptado o no tanto por la sociedad. Hay muchas situaciones de compulsiones muy difíciles de conseguir una intimidad suficiente para hablarlas.
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Creo que casi todos tenemos intimidades, sean pensamientos, formaciones, rasgos, experiencias que nos incomodan. Buscamos solucionarlas para estar en paz con nosotros mismos. Buscamos armonía entre nuestros instintos y nuestras formaciones infantiles con nuestras pautas culturales. Son como compulsiones o contradicciones no resueltas. Pueden aflorar en acciones de poca o mucha importancia. La religión puede llamarlas “pecados”, y todas, desde siempre tienen mecanismos para ayudar a la gente a limpiarlas o removerlas. O muchas veces la gente recurre a consultores o tiradores de cartas u otros que pueden ser útiles o contraproducentes. Hubo también algunos que quisieron hacer ciencia, dar normas y desarrollar procedimientos reparadores de la mente humana. Como Freud, que en la era de la ciencia hicieron teorías y registró las experiencias con sus pacientes encarar el tema con herramientas más poderosas. Aunque sus teorías tienen pocas características de ser una ciencia creo que muchas tesis son razonables y han hecho escuela. De hecho parece que logran bastante y mucha gente piensa que esas técnicas lo han ayudado. También es cierto que otros se han sentido muy ayudados por otras personas sin preparación académica y con procedimientos psíquicos mezclado con lo mágico. Este tema da para una charla de nuestro café filosófico (o muchas). Yo diría presuntamente que las diversas técnicas de ayuda pueden ser efectivas, pero no tengo elementos para hacer presunciones respecto a la efectividad de las técnicas.
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Otro tema conversado el de las relaciones sexuales y como se relacionan en el ser humanos con la intimidad. Es natural ver al sexo humano como la continuidad de la compulsión biológica instintiva de los animales, destinada al mantenimiento de la especie. La cultura, que se desarrolla en el ser humano, pone al sexo dentro de la esfera de la intimidad y privacidad de tal manera de condicionar al instinto. Es la cultura y la racionalidad lo que nos diferencia de los animales. La misma se desarrolló paralelamente con nuestra inteligencia lo que nos permitió ser los dominadores del planeta, y expandirnos hasta los últimos rincones. La humana es la única especie que al tomar conciencia del rol del varón en la reproducción forman “la pareja” que comparte la crianza de la prole. Esta pauta cultural se ensambla especialmente con la monogamia, pero también con la intimidad dentro del matrimonio. Por eso hay fundamentos más primitivos por el cual muchos humanos (generalmente antes de formar familias con hijos) no requieren mucha intimidad mental para el sexo. Un matrimonio logra mejor su objetivo de criar hijos sanos. física y mentalmente adaptados a la sociedad cuando su intimidad cubre todos los niveles. Nuestra cultura nos dice que el nacimiento de un hijo hace a los padres RESPOSABLES, de su vida, de su felicidad, de su capacidad y salud mental. En nuestra estructura social sólo un buen matrimonio con intimidad puede garantizarlo.

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